sábado, 28 de marzo de 2009
viernes, 27 de marzo de 2009
Revista "Cauce"
Hoy este instituto nos ofrece otro suntuoso regalo: la revista Cauce. He incluido en los enlaces que aparece al costado derecho uno hacia los quince números que publica el Instituto.
Aquí les pongo la presentación del Instituto Cervantes:
Revista Internacional
de Filología y su Didáctica
El Centro Virtual Cervantes presenta una primera entrega de los contenidos de la revista Cauce. Esta veterana publicación es referencia en la investigación literaria y lingüística y sus didácticas en lenguas modernas, y en ella han colaborado varias de las firmas más prestigiosas del mundo académico hispánico: Ana María Barrenechea, Emilio Alarcos Llorach, Rafael Lapesa, Antonio Quilis, Carlos Blanco Aguinaga, Juan Miguel Lope Blanch, Juan Bautista Avalle-Arce…
Con este espacio se enriquecen los recursos disponibles en esta materia en el CVC, y se difunde esta benemérita revista profesional en el ámbito de Internet.
lunes, 23 de marzo de 2009
Una tontería académica
Es posible que eso sea cierto, pero no es de uso extenso, digamos, que todo salvadoreño use el gentilicio gallego para mentar al tartamudo. Personalmente nunca lo usé y nunca lo oí usar. Es más si alguien lo hiciera, me quedaría muy perplejo, sin entender. Y pediría alguna explicación.
Lo que realmente no entiendo y no voy a comprender nunca, aunque me lo expliquen es el hecho de que el Diccionario Académico recoja esta acepción tan marginal y nada relevante del habla salvadoreña. Tenemos otras tantas palabras que nos son exclusivas, de uso amplio en nuestro país, que no figuran en dicho diccionario. Las decisiones académicas son a veces simplemente descabelladas y arbitrarias. Este es un ejemplo.
Espero que para la próxima edición limpien el diccionario de semejante tontería.
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Agrego aquí el enlace que nos deja M.R. en su comentario: enlace.
viernes, 20 de marzo de 2009
Brassens: Las pasantes (Les passantes)
Je veux dédier ce poème
A toutes les femmes qu'on aime
Pendant quelques instants secrets
A celles qu'on connait à peine
Qu'un destin différent entraîne
Et qu'on ne retrouve jamais
A celle qu'on voit apparaître
Une seconde à sa fenêtre
Et qui, preste, s'évanouit
Mais dont la svelte silhouette
Est si gracieuse et fluette
Qu'on en demeure épanoui
A la compagne de voyage
Dont les yeux, charmant paysage
Font paraître court le chemin
Qu'on est seul, peut-être, à comprendre
Et qu'on laisse pourtant descendre
Sans avoir effleuré sa main
A la fine et souple valseuse
Qui vous sembla triste et nerveuse
Par une nuit de carnaval
Qui voulu rester inconnue
Et qui n'est jamais revenue
Tournoyer dans un autre bal
A celles qui sont déjà prises
Et qui, vivant des heures grises
Près d'un être trop différent
Vous ont, inutile folie,
Laissé voir la mélancolie
D'un avenir désespérant
Chères images aperçues
Espérances d'un jour déçues
Vous serez dans l'oubli demain
Pour peu que le bonheur survienne
Il est rare qu'on se souvienne
Des épisodes du chemin
Mais si l'on a manqué sa vie
On songe avec un peu d'envie
A tous ces bonheurs entrevus
Aux baisers qu'on n'osa pas prendre
Aux cœurs qui doivent vous attendre
Aux yeux qu'on n'a jamais revus
Alors, aux soirs de lassitude
Tout en peuplant sa solitude
Des fantômes du souvenir
On pleure les lèvres absentes
De toutes ces belles passantes
Que l'on n'a pas su retenir
(La letra pertenece al poeta Antoine Pol)
viernes, 13 de marzo de 2009
Carlos Fuentes en el Figaro
Carlos Fuentes :
«La creación no existiría sin la tradición»
(Esta entrevista fue realizada en México, por el enviado especial del diario francés « Le Figaro », Bruno Corty. Ha sido publicado hoy en el sitio del diario).
Encuentro, en la megápolis mexicana, con la gran figura de la literatura latino-americana. Carlos Fuentes será el invitado estrella del Salón del Libro de París, que abrirá sus puertas el viernes 13 de marzo.
Con alguna dificultad se logra encontrar la demora mexicana de Carlos Fuentes, en el barrio sur de la ciudad, cerca de las residencias universitarias. Ningún nombre en la puerta de la dirección indicada. Una reja, un interfono, altas paredes protegen al escritor. Una mexicana de razgos indígenas y un perro negro juguetón lo conducen a uno, tras una baraja de gradas, hasta el dueño del lugar. Elegante, relajado y sonriente, el escritor, octogenario desde el 11 de noviembre recién pasado, con una carrera novelesca de cincuenta años tras de sí. En el salón, cuadros y una biblioteca modestos, libros de artes abandonados sobre las mesas, un ejemplar de su última gran novela, aún inédita en francés, La Voluntad y la Fortuna, y fotos de sus tres hijos, de los cuales Carlos y Natasha, decedieron jóvenes.
Le Figaro. — El 11 de marzo, usted dio una conferencia en la Biblioteca nacional de París sobre la literatura latino-americana. ¿Ha evulocionado mucho en este medio siglo?
Carlos FUENTES. — Ha cambiado enormemente. En sus inicios, casi no había novelistas. Un gran crítico dijo un día : « América Latina es una novela sin novelista ». Luego tomó la palabra con Pablo Neruda ; el primer novelista fue Alejo Carpentier, seguido de Borges, Asturias. Luego llegó el « Boom », un movimiento literario de doce personas, entre los cuales se cuenta con García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa… Hoy, hay una centena de Buenos escritores en toda América Latina.
—Respecto al « Boom », este movimieto literario del cual usted es una de las figuras centrales y que ha redefinido la realidad latinoamericana, dijo una vez : « Nosotros hemos escrito la historia con una gran « H », nuestros sucesores con una « h » chica.
—En nuestra época, con García Márquez y Vargas Llosa, estábamos obligados a decir todo lo que no se había dicho sobre un continente silencioso. En nuestras novelas tendíamos a trazar grandes panoramas, mientras que hoy las historias son más personales, más individuales, se habla de amor, de sexo. Los nuevos autores funcionan al modo de los escritores ingleses o estadounidenses de hoy. Estos no se plantean los mismos cuestionamientos que un Dos Passos ou un Melville en su tiempo. Hoy no se estima necesario abordar los grandes temas politicos e históricos.
—Usted parece envidiar la libertad de los escritores de hoy…
—No fui menos libre que ellos. Pero sabe usted, en mis comienzos, cuando leí Pedro Páramo de Juan Rulfo, ese joya (chef-d’œuvre) de la novela del campo, de la revolución, supe que no iba a poder hacer mejor en ese registro. Estaba acabado. Pedro Páramo, es una suerte de manzana de oro en un árbol seco. Me pregunté entonces por qué no existía una novela sobre la ciudad de México. Había cinco millones de habitantes y nada sobre ellos, nada sobre el corazón del país. Tenía veinticinco años y me lancé.
—Esto ha dado « La región más transparente », su primera novela. ¿Cómo fue acogida esta pintura ultramoderna de la ciudad de México ?
—Un crítico escribió : «Dentro de dos semanas, ya se habrán olvidado del señor Fuentes». Se me reprochaba no ser un clásico y sobre todo de emplear malas palabras. Y luego, la ciudad de México era sagrada, no se podía hablar de ciertas grandes familias. Me burlaba de cierta literatura casta, ¡era obligatoriamente un revolucionario! En fin de cuentas, el libro le gustó a algunos, muchos fueron los que lo atacaron, pero ha resistido muy bien. Y hoy los españoles han publicado una bellísima edición con motivo del cincuentenario de su aparición.
—¿Pueden los libros, las palabras salvar a la gente?
—No, no lo creo. Cada uno se salva por su vida personal, por su trabajo, sus amigos, la búsqueda de la libertad. El escritor puede sólo aportar su trabajo, que es tan interesante como el de un arquitecto o el de un médico. Nada más. Su tarea es la de no dejar dormirse al lenguaje. La política tiende, con el matraqueo de consignas, a castigar al lenguaje, a volverlo mediocre. El escritor está para devolverle el sentido al lenguaje. Todo el tiempo.
—¿Desde siempre le ha gustado jugar con las palabras ?
—¡Eso es sin duda alguna la parte del poeta fallido que tengo en mí! He escrito novelas, cuentos, ensayos, piezas de teatro, guiones, pero nunca he escrito poesía… Acabo de releer a Baudelaire y he comprendido que no se puede igualar. ¡Frente a este genio es obligatorio ser modesto! Como con Cervantes en la novela. He releído Don Quijote todos los años en las cuaresmas y cada año me sorprendo al encontrar cosas nuevas.
¿«Don Quijote» es su libro sagrado?
A mi parecer es la novela fundadora de la literatura europea. Lo digo incluso a sabiendas de que mucha gente no está de acuerdo. Malraux decía que era La Princesa de Clève. Los ingleses pretenden que han sido los inventores de la novela. Don Quijote es el más grande porque reúne en una gran novela todos los géneros. El repertorio de Cervantes es infinito. Luego, el otro gran trastorno, a mi modo de ver, es Kafka. El palpó el corazón maldito del siglo XX. Antes que todo el mundo profetizó los peores males del totalitarismo, de la esclavitud, de la alienación.
—Los mexicanos leen poco a los autores franceses de hoy. ¿Y usted?
—He descubierto y leído a Le Clézio y Modiano, pero al que admiro, y que no es muy leído aquí, es Mauriac. En él, descubrí toda la inteligencia del catolicismo. Lo que me gusta en él, es que está en la moderación y aborda los problemas morales. Un libro como «Nudo de víboras» tuvo una enorme influencia en mi novela La muerte de Artemio Cruz. Sabe, soy muy sensible a la idea que existe una cadena de escritores. Se pertenece a una tradición. Se le aumenta con la creación. Pero esta creación no existiría sin la tradición.
—¿Usted escribe siempre caminando?
—Sí, en Londres, donde resido una gran parte del año, camino todos los días. Aquí es muy difícil. Cuando era joven, caminaba mucho en el centro de la ciudad. Hoy, no me atrevo más, hay muchos peligros afuera, en las calles. Es una lástima, porque se sentía cosas extrañas, fascinantes.
—Un día usted dijo que le sucedía en México sentir el pasado azteca.
—Sí, he hablado de bocanadas de aire extraños, de esta sensación de presencia de la muerte. México es una ciudad con muchas capas superpuestas. El centro histórico, el Zócalo, fue construido por Hernán Cortés, sobre el sitio de Tenochtitlán, ciudad submergida y destruida, donde se practicaban los sacrificios humanos. De tiempo en tiempo, esta ciudad submergida, esas osamentas indias reaparecen. La ciudad barroca de Cortés, la ciudad del siglo XIX, la ciudad pseudo-estadounidense: esas mezclas me fascinan. Por otro lado, con sus veinte millones de habitantes, es mucho más un país que una ciudad. ¡Cuando nací, no había más de cinco millones! México es un fantasma urbano. La ciudad de los coches. A pesar de esa pesadilla en la que uno tiene la impresión de nunca avanzar, sigue siendo mi ciudad. Cada escritor tiene la suya : Balzac tiene París, Dickens, Londres, Dos Passos tiene Manhattan. Para mí, es México. Un lugar que le da aliento a mi imaginación.
—¿Oponente feroz a la política de Bush, usted ha apreciado la victoria de Obama?
—Sí, por supuesto. Me pregunto si la luna de miel va a durar. Pero es otro mundo, otro universo que ha nacido. Con un hombre inteligente, que sabe hablar, que se rodea de gente diferente. Piense que a dos semanas apenas de su llegada, Obama ha tomado ya varias decisiones importantes. Ha evocado de manera clara y fuerte el problema de Iraq, de Palestina e Israel.
—¿Su visión del compromiso del escritor se opone siempre a la de Sartre?
—¡Siempre! El compromiso primordial es el que se tiene ante la imaginación y el lenguaje. Esto precede a cualquier compromiso político. El compromiso político no es obligatorio, es una opción. Cuando escribo artículos en los diarios del mundo entero, es una opción de ciudadano. Escribo en tanto que ciudadano, pero mi lenguaje es el de un escritor. Y no dejo que mis convicciones políticas penetren en mis libros. Recuerde que Balzac, que era católico y reaccionario, ha escrito las novelas más revolucionarias de su tiempo.
—A sus ochenta años, ¿sigue teniendo sobre el fuego varios libros ?
—Por supuesto. Acabo de publicar La Voluntad y la Fortuna, la historia de Abel y Caín, los hermanos enemigos. La violencia está en el centro de la novela que es narrada por la cabeza cortada de uno de los dos protagonistas. Escribo para mis hijos desaparecios, ellos son mi presente. Y además porque aburrirse es la muerte.
(Les doy aquí una apresurada traducción).jueves, 12 de marzo de 2009
Asociación Teatral Escenario
Estimados amigos y colegas:
martes, 3 de marzo de 2009
Vocabulario y las estatuas chinas
Perista, en lengua de germanía, se le llama al que « comercia con objetos robados a sabiendas de que lo son ». Es como lo señala el diccionario académico. Resulta que conocí este vocablo de mera casualidad. Pero ignoraba totalmente cómo se le llamaba a esa gente en lenguaje culto y jurídico. Hoy lo pregunté en el Foro de español del Instituto Cervantes. Una amiga me respondió dándome incluso el artículo del Código Penal de España. Aquí les va:
Existe el delito de receptación en el Código penal español. El artículo 298 lo tipifica así:
1. El que, con ánimo de lucro y con conocimiento de la comisión de un delito contra el patrimonio o el orden socioeconómico, en el que no haya intervenido ni como autor ni como cómplice, ayude a los responsables a aprovecharse de los efectos del mismo, o reciba, adquiera u oculte tales efectos, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años.
2. Esta pena se impondrá en su mitad superior a quien reciba, adquiera u oculte los efectos del delito para traficar con ellos.
Mi amiga agrega: « Por lo tanto, es sinónimo de perista, receptador ». Su amabilidad es infinita y buscó pues más y vean lo que más tarde agregó:
« Supongo, Carlos, que conocerás (aunque sea de lejos) al topetero. Ya sabes, el que se dedica a topetear. No sabemos si tendrá algo que ver con el topista que, en germanía, es el que roba haciendo saltar las bisagras (topes) con una palanca.
Otro pariente de los anteriores es el carduzador, que también en germanía es la persona que deshace y transforma la ropa robada a fin de que no sea reconocida. Se pasa la vida carda y descarda. ¡Pero qué trabajo tiene este hombre! Digo yo: ¿No sería mejor que se metiese a sastre directamente?
¿Y el cangallero? Este es el primo minero que, cuando sale de la mina, pesa un poco más que cuando entró al turno. ¡Vamos! Que el trabajo le engorda.
Finalmente, otros allegados son el cachinero, que vende cachi de todo en su tienda o cachinería, y el reducidor, que es aquel individuo capaz de reducir a moneda cualquier objeto que se le ponga al alcance del garfio.
Son una familia muy hacendosa. ¡Un modelo a seguir!
Me pregunto si se les llamará peristas por la *periscia que demuestran en la captación, valoración y posterior venta de objetos robados. ;-)
Más saludos.
Rosa ».
Tal vez sea que Matías Romero oyera en el Penitenciario de Santa Ana esa palabra y la puso en su Diccionario de Salvadoreñismos y luego o quizá antes la propuso para el Diccionario de la Academia. La palabra está allí :
topetero, ra.
1. m. y f. El Salv. Persona que compra mercancías robadas.
Pues ni de lejos, ni de cerca conocía a los topeteros guanacos.
Estas averiguaciones las inicié por una razón muy sencilla. Resulta que a mediados del siglo XIX ingleses y franceses pillaron, saquearon un Museo de la China imperial. De ese pillaje llegaron dos estatuas que representan a un ratón y a un conejo a manos del costurero Yves Saint-Laurent y de su amigo Pierre Bergé. Este último ha puesto en subasta toda una serie de obras de arte y muchos objetos más para recaudar fondos. El gobierno de China ha reclamado siempre los objetos robados en aquel saqueo. Muchos los ha recuperado. Pagando a los peristas, topeteros internacionales.
Estas dos estatuas también las ha reclamado el gobierno chino. Una sentencia de un tribunal francés les negó a los chinos el derecho de reclamarlos...
El otro día escuché el argumento de Pierre Bergé, con gusto los devolvería, pero no puede hasta que la política de los derechos humanos no cambie en China y mientras no acepten que el Dalai se vaya a vivir en las montañas del Tibet.
Si tan generosos sentimientos lo albergan, se me ocurre que pues se trata de un robo, que se trata de objetos robados, que no ignoraba que eran objetos robados, ni él, ni los de Christies, ¿por qué los puso en subasta? Si este señorito cree que esas estatuas robadas no pueden volver al Palacio que las albergaba y ser apreciadas por los chinos que visitan el museo, porque el gobierno chino no respeta los derechos humanos, ¿por qué juzga que es digno que otro receptador internacional y ducho las meta en algún sótano para especular luego con ellas?
Pudo darlas también entre tanto al Museo de las Artes Primeras, en depósito. Pero creo que estas cosas tienen sus límites: la especulación.
Un chino evitó —al fingir la compra de estas estatuas— que salieran de Francia. El gobierno de China se dice dispuesto a negociar y recobrar las obras robadas.