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lunes, 18 de agosto de 2008

Mismo que

La primera vez que leí la expresión simplemente no entendí, tuve que volver hacia atrás y hacer un esfuerzo de interpretación. Me refiero al uso de ‘mismo’ como un pronombre relativo. Les doy un ejemplo :

“Artículo 4o.- La Junta Directiva, es el máximo órgano de gobierno del CECyTEG, la cual se integra de conformidad con lo dispuesto en el Decreto, mismo que establece las facultades que a ésta le corresponden”.

Se trata de una publicación en el Diario Oficial del Estado de Guanajuato, México.

Pero la primera vez que leí este uso fue en un blog salvadoreño. Me llamó la atención, luego lo volví a encontrar en un artículo de un matutino nacional, redactado por un abogado y la tercera vez en otro blog que anima un abogado. Pensé que se trataba de una expresión de la jerga jurídica. Pero poco a poco mi curiosidad fue creciendo. Quise averiguar si se trataba de algo estrictamente salvadoreño y de la la jerga señalada. Resulta que he encontrado ejemplos, muchos ejemplos en decretos de casi todos los Estados de México, en algunos escritos de Guatemala y pocos, muy pocos de El Salvador. Al parecer se trata de un giro que se va imponiendo a partir del lenguaje jurídico mexicano.

Ayer domingo lo he leído en otro blog salvadoreño, pero esta vez no se trata de un abogado, ni de un texto jurídico. Me pareció como una verruga en un texto bastante poético.

La palabra ‘mismo’, lo dice claramente el diccionario académico, es un adjetivo y no un pronombre relativo. Su significado se puede explicitar de la siguiente manera : « este adjetivo se aplica a un nombre para expresar que la cosa designada por éste es una sola en distintos casos ». Es como lo hace María Moliner en su Diccionario del Uso del Español. La entrada del diccionario es relativamente extensa, sin embargo no aparece en ningún momento la posibilidad de usar esta palabra como un pronombre relativo. Me he preguntado ¿qué ha motivado este uso? Pues un simple “el que” o “el cual” expresan a perfección lo que quieren decir quienes transforman sin necesidad un adjetivo en pronombre.

Por otro lado, me parece que se trata de un uso poco elegante, que confunde y oscurece la expresión.

4 comentarios:

  1. Confieso mi ignorancia al respecto, la verdad siempre creí en la posibilidad de utilizar "mismo" en la forma mencionada.

    En fin, todos los días, menos mal, se aprende algo nuevo.

    Saludos

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  2. Estimado Alberto:perdé cuidado, si este uso llega a expandirse, se convertirá en normal, por lo menos en la región.

    Aunque a mi parecer sería una lástima.

    Por otro lado, tu texto me parece muy bien escrito.

    Cordialmente,

    Carlos.

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  3. Con mucho tacto tus palabras logran un toque incisivo que agrada mucho. La diplomacia permite de manera gracil e ingeniosa, señalar con un largo y huesudo dedo acusador sin remordimiento ni culpa.

    Mi inolvidable maestra de Idioma Nacional en el Colegio Guadalupano repetía con constancia: "En el lenguaje, el uso manda" Causa algo de miedo ¿no?

    Disfrute de su argumento Señor Abrego, por que tiene toda la razón.

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  4. Estimada Sofia, te agradezco encarecidamente tus elogiosas palabras y la visita a mi blog.

    Hay algo muy contradictorio en la afirmación “en el lenguaje el uso manda”. Pues en apariencia esto puede significar que todos podemos usar la lengua a nuestro antojo.

    No obstante los que sostienen este principio están muy lejos de pensar de esa manera. Pues el uso establece al mismo tiempo nuevas normas. Es cierto que cuando una norma prohibe un uso que es mayoritario, que los hablantes ya no perciben como error, que se ha instalado en la lengua como una nueva norma, pues lo que prevalece es el uso. Pero se trata de una dialéctica muy fina, en la que entran constantemente en juego dos tendencias, mejor dicho, dos fenómenos lingüísticos, la permanencia y el cambio. Nadie puede negar que si la estructura general de una lengua careciera de equilibrio, que estuviera en permanente cambio, llegaría un momento en que los hablantes no se comprenderían. Las innovaciones que se imponen generalmente aportan un nuevo equilibrio, pues realizan un momento virtual del lenguaje, que estaba allí latente. Otras se imponen por moda, por pereza, por simple descuido.

    En el caso que he señalado, no hay razón alguna para complicar una frase que puede tener meridiana claridad usando lo que ya existe en la lengua. Un forista del Instituto Cervantes, Ignacio Frías, me propuso sucesivamente dos variantes que mejoran a simple vista la redacción de dicho artículo:

    “La Junta Directiva, máximo órgano de gobierno del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Guanajuato, se constituirá conforme a lo dispuesto en el Decreto de Reestructuración, Decreto que establece también las facultades que a aquella corresponden”.

    Frías usa aquí la iteración del término decreto. En la segunda versión la cosa resulta aún más nítida:

    “La Junta Directiva, máximo órgano de gobierno del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Guanajuato, se constituirá conforme a lo dispuesto en el Decreto de Reestructuración, norma que establece también las facultades que a aquella corresponden”.

    Pueden encontrarse otras variantes, pero considero que estas muestran que el gato sigue teniendo cuatro patas.

    En todo caso, mi estimada Sofía, me ha agradado mucho tu visita.

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