Qué inútil este cielo azul,
así tan desnudo,
qué inútil este sol
con su insolente brillo,
este viento y el lejano perfume del mar
y esas gaviotas perdidas
que han llegado aquí con la tormenta.
Qué inútil es mentar las cosas,
qué inútil es reparar en la ondulada
cadencia de los pasos femeninos,
si lo que busco es otro cielo,
otro sol y otros pájaros.
¿Y qué quiero mentar?
¿Y de qué me sirve reparar
en nada, si ningún otro paso
es el tuyo, ni aunque lo busque,
ni aunque me lo imagine?
Todo esto es inútil,
buscar tus negros cabellos
en otras cabezas,
tus apasionados ojos negros
en otros rostros,
el ritmo de tu aliento
aquí a mi lado,
si el mar se ha tragado tanta
distancia para separarnos.
Muy bonito.
ResponderEliminarMuy triste, sobre todo.
Un abrazo!
Querida Marianita:
ResponderEliminarGracias por comentar el poema. Es cierto, es triste. Aunque en el fondo expresa también la honda alegría de amar. ¿No es cierto?
Cordialmente,
Carlos.