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miércoles, 31 de marzo de 2010

Metáfora 3

En la entrega anterior, empecé diciendo que en la definición de metáfora, no veo base alguna para afirmar que Aristóteles considera esta figura como una comparación oculta o abreviada, como lo hacen algunas poéticas modernas. No obstante esta afirmación tiene que ser corregida, pues los modernos siguen en esto una tradición antigua. Marco Fabio Quintiliano en su “De institutione oratoria” dice claramente obedeciendo en esto a retóricos griegos: “metaphora brevior est similitudo... comparatio est, cum dico fecisse quid hominem ut leonem; traslata, cum dico de homine: leo est”. ["La metáfora es en un todo más breve que la semejanza, y se diferencia de ella en que aquélla se compara a la cosa que queremos expresar, ésta se dice por la misma cosa. Comparación es cuando digo que un hombre se portó en algún negocio como un león. Traslación cuando digo de un hombre que es un león". Les doy aquí la traducción de Ignacio Rodríguez y Pedro Sandrier]

Ante esta autoridad y aún mayormente cuando a esta manera de ver las cosas se ha ya asociado, ni más ni menos que Cicerón, uno debe de todos modos prestar oído atento. No obstante el tiempo pasa y a pesar de que todavía no existe una oposición frontal, poco a poco han ido apareciendo posiciones que matizan el significado de la metáfora, ya no tanto como una comparación abreviada, ni oculta, sino como un traspaso de significaciones de un campo a otro. Pero antes de entrar a este tema, voy a referirme al argumento de la desaparición del “como” para explicar el aparecimiento del sentido metafórico.

La comparación es una imagen antigua y fecunda, presente desde los cantos homéricos hasta hoy. Lautréamont (1846-1870), en sus Cantos de Maldoror, nos señala lo que sigue: “C’est, généralement parlant, une chose singulière que la tendance attractive qui nous porte à rechercher (pour ensuite les exprimer) les ressemblances et les différences qui recèlent dans leurs naturelles propriétés, les objets les plus opposés entre eux, et quelquefois les moins aptes, en apparence, à se prêter à ce genre de combinaisons curieuses.” [Hablando en general, es un asunto muy singular la tendencia atractiva que nos mueve a buscar (para luego expresarlas) las similitudes y las diferencias que entrañan en sus propiedades naturales los objetos más opuestos entre sí, y a veces los menos aptos, aparentemente, para prestarse a este género de curiosas combinaciones].

Volviendo al origen aristotélico del parentesco entre la comparación y la metáfora, el filósofo griego nos habla de alguna manera de esta “tendencia atractiva que nos mueve a buscar las similitudes”, como una virtud necesaria para crear metáforas. “... "Esto es lo único que no puede aprenderse de otros, y es, asimismo un signo de genio, puesto que una excelente metáfora implica una percepción intuitiva de lo semejante y lo desemejante."

Se empieza pues comparando. La comparación poética urge del “como” para funcionar:

“El hombre

de la costa

se ve minúsculo

como pulga marina”. (Pablo Neruda, 1904-1973).


Rotunda y, al decir de Lautréamont, muy curiosa combinación, tan curiosa que el mismo poeta se desmiente y recurre a otro animal:

“No es verdad.

Ha colgado

como araña

en las piedras, en

el erial marino

su mansión miserable,

el hombre

de las tierras desdentadas

con trozos de latón, con tablas rotas

puso techo sobre los hijos

y salió cada día

al martillo, al cemento,

a los navíos”.

La figuras abundan en las “Nuevas odas elementales” del poeta chileno. En este trozo vemos el simil con la araña y la construcción laboriosa de la telaraña se nos presenta también al espíritu y de alguna manera esperamos verla, no obstante lo que aparece es una expresión antitética “mansión miserable”, reforzada por los escuetos y pobres materiales usados. La otra gran imagen, la metonimia, surge en la corta enumeración final.

Profesor de literatura y griego antiguo en París y director de la colección “Sujets” en la casa editora Belin, Alain Frontier nos explica a su manera como surge la metáfora al “borrar” la palabra “como”: “Du reste le mot comme peut être gommé (telle dame n’est plus seulement belle comme un astre, elle est un astre) et la comparaison faire place a la métaphore. Le mot comme souligne et signale qu’il y a saut d’un monde dans un autre; il permet par là de prendre conscience de l’opération qui s’effectue dans l’imaginaire ou dans l’écriture. La métaphore, elle, oublie volontairement le premier terme. En supprimant le mot comme, elle ne se contente de voir une ressemblance entre les choses, elle opère une métamorphose”.(La Poésie, Belin, París, 1992). [Por lo demás la palabra como puede ser borrada (tal señora no es más solamente bella como un astro, es un astro) y la comparación cede su lugar a la metáfora. La palabra como subraya y señala que se realiza un salto de un mundo a otro, permitiendo con ello tomar consciencia de la operación que se efectúa en la imaginación o en la escritura. La metáfora olvida a proposito el primer término. Al suprimir la palabra como no se limita a ver una similitud entre las cosas, sino que además opera una metamorfosis”.]

Sin que esta visión sea completamente desacertada, en las siguientes entregas trataré de mostrar, sirviéndome de algunas contribuciones lingüísticas, que la metáfora posee un funcionamiento sintáctico y semántico que no se limita a la mera ocultación o abreviación de la comparación.

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