Un encuentro callejero, casual: saliendo de una librería me tropecé con una muchacha. Ocurrió esto en Moscú. La pobre muchacha por poco se cae. Me deshice en disculpas. Me respondía con una sonrisa tímida. Al parar mientes, advertí que su apariencia no era muy moscovita. Le pregunté si hablaba en ruso. Me hizo un leve gesto negativo con su cabeza. Me dijo que hablaba en inglés. Le respondí que yo hablaba en español. Me contestó que ella hablaba un poquito. Le tendí el libro que acababa de comprarme. Una antología de la poesía española del siglo XX.
No muy lejos de ahí había uno de los más antiguos almacenes de Moscú, en donde servían un café bastante aceptable. La invité. Me dijo que era de Nueva York, que andaba de turista. Hablamos de Dos Passos, de Steinkeck. Le conté que había hecho de un compatriota suyo mi poeta de cabecera, Walk Whitman. Siempre he preferido la traducción de León Felipe. Entonces acababa de descubrir la traducción al ruso de Kornei Chukovski. Su temprana traducción que tan profundamente marcó a Maiakovski. Antes de despedirse, sacó de su bolsa dos discos: uno de Joan Baez y otro de Pete Seeger y me los ofreció. No conocía a ninguno de los dos. Los descubrí y siempre su música ha andado conmigo. En recuerdo de ese fugaz encuentro y de ese regalo, les doy aquí una de las canciones que veían en ese disco. Nunca pude asistir a ningún concierto de Pete Seeger, me hubiera gustado tanto. Le rindo aquí un sincero homenaje. en su cumpleaños.
No muy lejos de ahí había uno de los más antiguos almacenes de Moscú, en donde servían un café bastante aceptable. La invité. Me dijo que era de Nueva York, que andaba de turista. Hablamos de Dos Passos, de Steinkeck. Le conté que había hecho de un compatriota suyo mi poeta de cabecera, Walk Whitman. Siempre he preferido la traducción de León Felipe. Entonces acababa de descubrir la traducción al ruso de Kornei Chukovski. Su temprana traducción que tan profundamente marcó a Maiakovski. Antes de despedirse, sacó de su bolsa dos discos: uno de Joan Baez y otro de Pete Seeger y me los ofreció. No conocía a ninguno de los dos. Los descubrí y siempre su música ha andado conmigo. En recuerdo de ese fugaz encuentro y de ese regalo, les doy aquí una de las canciones que veían en ese disco. Nunca pude asistir a ningún concierto de Pete Seeger, me hubiera gustado tanto. Le rindo aquí un sincero homenaje. en su cumpleaños.
Excelente anecdota y que buen regalo te dio la Nuyorkina, Por cierto Withman era de aqui de donde vivo yo (Brooklyn).
ResponderEliminar90 años de Seeger y parece que tiene mas pilas que nadie, sigue activo aqui en la limpieza y preservacion de Rio Hudson.
Un saludo amigo!
Qué lindo post, me encantó la anécdota, me la imagine entera...y el video está bueno, yo no escuché casi nada de Seeger, debería buscar más cosas. Un besote. (pd: te mandé algo a hotmail)
ResponderEliminarEl Enmascarado: Si pues, 90 años de infatigable lucha. Es un ejemplo de eterna juventud.
ResponderEliminarQuerida M.R.:
Me siento mal con mi memoria. Nunca pensé durante el encuentro y momentos después que se iba a quedar grabado el recuerdo. Pero su nombre se me olvidó. Es normal, uno no puede recordar todos los nombres de todas las personas con que se cruza en la vida. Bueno, no la iba a bautizar ahora con un nombre ficticio.
Sí, Seeger vale la pena escucharlo. Hay otras cosas en la red, de los años sesenta con mejor sonido y muy buenas. No sé si has ido a Cosas tan pasajeras. He publicado una carta de Silvio (el de la nueva trova) a Pete Seeger.
Gracias por la carta. La he disfrutado.
Un besote.