Recuerdas, estudias y lees todo, hablas y escribes como siempre, y no has cambiado. No encuentro eso casi nunca. Gracias por traer de nuevo a Fabrizio D'Andre. Hace poco encontre a la amiga que me lo introdujo, vive en Londres.
Remover cenizas de las buenas puede ser consuelo en medio de tantas otras cosas.
Padezco de vértigo. Me asomo al pozo de los recuerdos y me precipito. Veo un día claro y blanco, nieve en el Campus y una muchacha jugando con los copos... Recuerdo el calor de otra tarde, la primavera terminaba y en el Valle de la Cruz como pequeñas gotas de sangre, las amapolas salpicaban el campo. Les petits coquelicots...
Parece que desde siempre tuve un gusto especial para ubicarme en lugares interesantes para mi alma. El Valle de la Cruz, tengo foos de ella, la que me introdujo a Fabrizio D'Andre, recorriendo los senderos hacia el monasterio alli abajo. Las amapolas, flor roja y silvestre por todo el camino hacia m casa, es un recuerdo siempre presente y querido en mis memorias de aquellos anos, cuando caminaba hacia mi casa y los costados de la carreterita estaban llenos. Que belleza que era!
En otro lugar, te dejé un mensaje diciendo que me podés escribir a través del formulario a la derecha, debajo de la foto.
Al mismo tiempo no hay ningún problema seguir platicando aquí mismo.
Guardo la imagen del monasterio, lo veo desde arriba de la loma, cuando me volteaba y antes de entrar a la calle le echaba una mirada. Si, hermoso valle.
Recuerdas, estudias y lees todo, hablas y escribes como siempre, y no has cambiado. No encuentro eso casi nunca. Gracias por traer de nuevo a Fabrizio D'Andre. Hace poco encontre a la amiga que me lo introdujo, vive en Londres.
ResponderEliminarRemover cenizas de las buenas puede ser consuelo en medio de tantas otras cosas.
Padezco de vértigo. Me asomo al pozo de los recuerdos y me precipito. Veo un día claro y blanco, nieve en el Campus y una muchacha jugando con los copos... Recuerdo el calor de otra tarde, la primavera terminaba y en el Valle de la Cruz como pequeñas gotas de sangre, las amapolas salpicaban el campo. Les petits coquelicots...
ResponderEliminarCenizas y ardientes brazas siempre van juntas.
Parece que desde siempre tuve un gusto especial para ubicarme en lugares interesantes para mi alma. El Valle de la Cruz, tengo foos de ella, la que me introdujo a Fabrizio D'Andre, recorriendo los senderos hacia el monasterio alli abajo.
ResponderEliminarLas amapolas, flor roja y silvestre por todo el camino hacia m casa, es un recuerdo siempre presente y querido en mis memorias de aquellos anos, cuando caminaba hacia mi casa y los costados de la carreterita estaban llenos. Que belleza que era!
En otro lugar, te dejé un mensaje diciendo que me podés escribir a través del formulario a la derecha, debajo de la foto.
ResponderEliminarAl mismo tiempo no hay ningún problema seguir platicando aquí mismo.
Guardo la imagen del monasterio, lo veo desde arriba de la loma, cuando me volteaba y antes de entrar a la calle le echaba una mirada. Si, hermoso valle.