en el blog de los pormas de Paco Ibanez escribi un comentario y me equivoque en los numeros. Fue hace 40 anos, no 50. Relaciono las relaciones personales con los comentarios politicos porque hay de todo en todas partes y lo se por experiencia propia. En cada pais que he vivido he encontrado gente llena de prejuicios con parcial conocimiento de algunas cosas y en general encerrados en un pensamiento unico que no los deja ver toda la situacion. Ni en Israel todo es perfecto, ni mucho menos en los palestinos y los paises arabes. Deberiamos tratar siempre de permanecer abiertos a todo lo que experimentamos cada dia de nuestras vidas y tratar de entender el porque de tantas cosas que nos toca presenciar antes de adoptar una postura tal que parece que es intocable aunque tambien tenga sus defectos. No todos los de derecha son malos ni todos los de izquierda son buenos, o por lo menos no hablan la verdad siempre. Algunos mandatarios sudamericanos hablan de derechos humanos en sus discursos, de ayudar a sus pueblos, mientras los que vivimos en estos paises vemos a diario el robo de los poliyicos, de los dirigentes gremiales, la pobreza increible en paises muy ricos, de sus habitantes. Lo veo cada dia, cada minuto que viajo en un tren, en un bus etc. Tanta "etiqueta" en la frente de liberales de iazquierda que no hacen nada por el pueblo mas que enganarlos mientras ellos acumulan poder y dinero. Te mando un abrazo, te recuerdo de otra manera, leyendo poemas, canciones, y caminando por los jardines de la universidad hebrea de jerusalem y del barrio cercano de neve granot.
Te dejé ya una respuesta en la entrada de Paco Ibañez. Te decía que eran 39 años y no 50...
Pues creo que tenés razón en lo que me escribís, llamarse de izquierda es fácil. Y también me ha ocurrido encontrarme con gente de derecha que en lo privado son buena gente. Pero la cuestión no creo que sea una cuestión de las personas, sino de lo de siempre, la pobreza por un lado y la opulencia por el otro.
Me ocurre recordar con cariño, con mucho cariño a la gente que conocí en Jerusalén. Un fuerte abrazo.
en el blog de los pormas de Paco Ibanez escribi un comentario y me equivoque en los numeros. Fue hace 40 anos, no 50.
ResponderEliminarRelaciono las relaciones personales con los comentarios politicos porque hay de todo en todas partes y lo se por experiencia propia. En cada pais que he vivido he encontrado gente llena de prejuicios con parcial conocimiento de algunas cosas y en general encerrados en un pensamiento unico que no los deja ver toda la situacion. Ni en Israel todo es perfecto, ni mucho menos en los palestinos y los paises arabes.
Deberiamos tratar siempre de permanecer abiertos a todo lo que experimentamos cada dia de nuestras vidas y tratar de entender el porque de tantas cosas que nos toca presenciar antes de adoptar una postura tal que parece que es intocable aunque tambien tenga sus defectos. No todos los de derecha son malos ni todos los de izquierda son buenos, o por lo menos no hablan la verdad
siempre. Algunos mandatarios sudamericanos hablan de derechos humanos en sus discursos, de ayudar a sus pueblos, mientras los que vivimos en estos paises vemos a diario el robo de los poliyicos, de los dirigentes gremiales, la pobreza increible en paises muy ricos, de sus habitantes. Lo veo cada dia, cada minuto que viajo en un tren, en un bus etc. Tanta "etiqueta" en la frente de liberales de iazquierda que no hacen nada por el pueblo mas que enganarlos mientras ellos acumulan poder y dinero.
Te mando un abrazo, te recuerdo de otra manera,
leyendo poemas, canciones, y caminando por los jardines de la universidad hebrea de jerusalem y del barrio cercano de neve granot.
Te dejé ya una respuesta en la entrada de Paco Ibañez. Te decía que eran 39 años y no 50...
ResponderEliminarPues creo que tenés razón en lo que me escribís, llamarse de izquierda es fácil. Y también me ha ocurrido encontrarme con gente de derecha que en lo privado son buena gente. Pero la cuestión no creo que sea una cuestión de las personas, sino de lo de siempre, la pobreza por un lado y la opulencia por el otro.
Me ocurre recordar con cariño, con mucho cariño a la gente que conocí en Jerusalén. Un fuerte abrazo.