El viento te ceñía con su lánguida transparencia y la seda azul esculpía los relieves de tu cuerpo. Así tu paso lento iba dejando tristes a los resignados espejos sedientos de fijar tu imagen y hasta los escaparates de las tiendas quisieron que te quedaras con ellos como un maniquí.
Ceñida por el viento que con nerviosos dedos inventaba peinados para tu cabeza, pero no pudo llevarte, aunque te apretara la cintura y te entibiara los muslos. Tus pies, tus blancos pies surgían por debajo de la celeste túnica, decididos a que cada paso le robara a la distancia sus ingratos momentos de lejanía. Venías resuelta, ya victoriosa. Convencida que tu silencio era suficiente para calmar mi angustia. Sabías que con el silencio forjaste la callada llave que abrió en mi cuerpo puertas para habitarme. Entraste en mis arterias. Ya estabas en mí cuando vestida de azul te vi venir. Fue entonces que entedí la inmensa horfandad del cielo.
Ceñida por el viento que con nerviosos dedos inventaba peinados para tu cabeza, pero no pudo llevarte, aunque te apretara la cintura y te entibiara los muslos. Tus pies, tus blancos pies surgían por debajo de la celeste túnica, decididos a que cada paso le robara a la distancia sus ingratos momentos de lejanía. Venías resuelta, ya victoriosa. Convencida que tu silencio era suficiente para calmar mi angustia. Sabías que con el silencio forjaste la callada llave que abrió en mi cuerpo puertas para habitarme. Entraste en mis arterias. Ya estabas en mí cuando vestida de azul te vi venir. Fue entonces que entedí la inmensa horfandad del cielo.
A veces siento que tus variaciones son producto de un sueño, de esos que dejan un sencacion en la carne tan extraña que parecen realidad.
ResponderEliminarAveces me gustaria ser esa mujer vestida de azul, encontrar en esta vida a un hombre que me sueñe como vos a la protagonista de tus variaciones.
Querida Gloria:
ResponderEliminarEs posible que sea un sueño. Es posible también que la protagonista me haya soñado que la sueño.
Existe y es de carne y huezo.
Cuando te encontrés con él, en la encrucijada, abrí grandes tus ojos y despertalo.