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viernes, 16 de enero de 2009

Jandro en la Alianza Francesa


Alejandro Funes Velasco

Paris 2005 - 2007

En esta selección de fotos sobre Paris, es posible encontrar no sólo líneas, figuras geométricas y composiciones arquitectónicas.

También nos hallamos ante la búsqueda de un Paris que representa parajes solitarios, personajes borrosos y cierta rigidez, todo ello envuelto en un velo de belleza, asombro y nostalgia.

Paris ha atraído e inspirado generaciones de artistas en el desarrollo de su creación artística. En la fotografía Paris ha sido el sujeto y la musa de incontables artistas del lente como Atget, Kertész o Brassai, quienes durante la primera mitad del siglo XX fotografiaron sin descanso a los habitantes y a la arquitectura de Paris. Asimismo tenemos un buen número de artistas extranjeros creando y desarrollando su madurez profesional en Paris: Man Ray, Berenice Abbot, Steichen…

Dentro de esta tradición se inscribe esta muestra, que representa sólo uno de los temas fotográficos que el artista desarrolló en sus tres años de formación y exploración de su obra, truncada por su temprano e inesperado desaparecimiento físico.

El viaje en estas fotografías comienza con los trenes parisinos. A partir de ahí el recorrido nos lleva de la contraposición de líneas rectas y ondulantes, a exteriores e interiores; a claros y obscuros; a negros, blancos y colores; a puentes y túneles; o a árboles y rieles… Este viaje, inacabado aún, nos invita a adentrarnos no sólo en Paris, sino en toda la realidad que Alejandro palpó, vivió y retrató.

Fundación Jandro Funes Velasco. San Salvador, Enero 2009

sábado, 10 de enero de 2009

La primorosa voz

Subía sin prisa por la calle Monsieur le Prince, llegué ahí obedeciendo viejos itinerarios con los que seguía los pasos de Horacio, el de Rayuela. Recuerdo ahora que había justamente pasado por rue de Seine y había bajado hasta el río. Por supuesto la Maga no estaba... en realidad esta vez no hubiera sabido ni qué decirle. En otras le he contado las veces, las tantas veces, que leí en voz alta, para Puchi, su carta para Rocamadour. Puchi, un amigo, un argentino que conocí en Jerusalén y con quien soñé sin mucha lucidez en fundar un partido... Pero con Puchi nos propusimos hasta hacer negociosos... He sido inepto siempre para eso y él era... ¡No! Por aquí viene gente que lo conoce y bueno que sepan sólo que con las cadenas compact japonesas no nos fue tan mal. Por supuesto que nos quedamos muy lejos del Imperio comercial que desde allí íbamos a levantar. El Puchi me pedía que le leyera la carta de la Maga y desde las primeras líneas se echaba a llorar... y lo convenido era que no hiciera caso, que llegara hasta el final. Uno es amigo o no lo es.


Subía pues hacia el parque Luxembourg. Pero de repente reparo que en la calle hace falta algo entrañable, algo para mí íntimo. Vuelvo sobre mis pasos y constaté que la librería Hispano-americana ya no existe. La cerraron. Sí, ya sé que a todo le llega su hora, lo alcanza su fin. Pero ese pinchazo lo sentí muy fuerte y en ese momento no estaba conmigo nadie, un amigo o amiga con quien hablar mi tristeza, comentar este infortunio. Esto sucedió ya hace algunos meses. Escribo hoy como para sanar la herida. Antes ya he contado sobre mi primera compra en esta librería, en noviembre del 68.


Luego seguí entonces mi camino y en vez de meterme en la boca del RER preferí irme a sentar frente a la fuente del parque. Pero ese parque es para mí algo muy particular, en nada ligado a tristezas, al contrario. Así pues reconfortado por los faustos recuerdos y mi presente, sí, fue ahí, en ese parque que oí por primera vez la primorosa voz que me habita.
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La librería la llamábamos: la librería española.

viernes, 9 de enero de 2009

Ignífugo...

ignífugo, ga.
(Del lat. ignis, fuego, y ‒́fugo).

1. adj. Que protege contra el fuego. Pintura ignífuga.

Es como aparece ahora en el diccionario el significado de esta palabra. La Academia, por sugerencia del Comité Sectorial de Productos de Protección Pasiva de Tecnifuego-Aespi ha decido cambiar la entrada.

La nueva acepción aparecerá en la próxima edición del Diccionario de la Real Academia, previsto para el 2013, aunque anteriormente se podrá consultar on line, según indica la Secretaría de la RAE en una carta a la que ha tenido acceso Europa Press. Así, el término aceptado de ignífugo es: "adj. Que posee la cualidad de no inflamarse. Material no inflamable."

Se puede leer toda la noticia aquí. La diferecia entre una acepción y la otra es de talla. Nunca es tarde…

miércoles, 7 de enero de 2009

Entonces



Esta es la ruina de El Calvario después del terremoto. Ya sin su alta torre del campanario.


Entonces era cosa de salir
de la Tomas Medina
arrastrando el bolsón de lona,
pasar por el mercado,
fingir en el horno de la tarde
un apurado remachar
tablas y conjugaciones
y volar, volar, volar, volar.

Fue entonces que el campanario
se volvió la primera cima,
el mirador de enjambres
y de fustradas alas.

La memoria es ingrata.
He olvidado el nombre del mago,
del abracadabra de repiques
y colgadas en la cuerda
de la sonora campana
de la torre del Calvario.

El atrio era un teatro de gambetas
y zapatos hambrientos mostrando
la dentadura de tiburones
y la finta, el chut, ¡dale Garrincha!



Entonces era también salir
del atrio a las vitrinas chinas
de lozas, de arcilla y esmalte.

He visto en una de las vitrinas
de un Aladino de Siria
juntito al Mercado Central
la Lámpara de los Sueños
y la polvorienta Alfombra
de periplos para rodar mundo.

Fue entonces que por primera vez
el hechizo negro de ardientes ojos
volvieron ceniza todos mi ardores.
Anduve cautivo errante por calles
esperando la hora de la aciaga esquina.
Ignorante entonces que era sed de besos
mis locas ganas de cazar iguanas,
desalar insectos y morder mi labios.



Y luego me pasó lo que le pasa a todos.
Vinieron años de ceño fruncido
con cadenas de angustias y remordimientos
de males futuros y culpas ajenas.
Años certeros de puño de hierro
que me arrinconaron dentro de mi mismo.
Fueron años de uraños rencores
contra el mundo de plomo y soldados de carne.
Entrañables años de amores prohibidos,
de besos robados y largas miradas
de tierna locura y remordimientos.

domingo, 4 de enero de 2009

Variaciones XIII

Es absurdo entercarme en cerrar los ojos, creyendo que así, por obstinadas cruzadas de mi memoria, logro acercarte, porque tu imagen surge nítida en parajes soñados. Me sonreís, me acariciás la mejilla con tu mano y tratás de ordenar mi alborotada cabeza. Mera ilusión, pues el tiempo está de por medio, la distancia se obstina y lo que añoro o extraño no abandona los territorios de los sueños, ni puede engañar a los sentidos.

Es cierto que tu voz la llevo adentro y que un trapito azul guardó hasta mí tu perfume. Los sentidos se sublevan contra la razón. Los nervios sacan sus alfileres para picotear mis sienes y se ofuscan contra mis inútiles bravatas de olvido.

¿Pero cómo se puede olvidar lo que se lleva en la sangre, lo que se ha embreñado entre las venas hasta volverse raíz de la existencia? ¿Cómo expresar este tormento? ¿Cómo callar cuando tu ausencia deja diligentes ramalazos en mi costado? Tu ausencia es tan profunda y tan hiriente en mi carne, que ya no sé qué es lo que riñe en mi cuerpo.

 
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