Dura la piedra
Duro el recuerdo
La huella se hundió en el pecho
con la tibieza de la mano amiga.
Tanta fue la largueza
y ardiente sentí el beso
en la brasa de mis labios.
Te imaginé.
Te tuve cerca.
Me pusiste en el pecho
la planta de tu pie
y los alacranes
juguetearon en mis sienes.
Duro el recuerdo
Duros los golpes en el pecho
como las caídas del Nazareno.
El olvido
no desgasta su filo.
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