¿Cómo? A tientas, porque la luz
me ha obnubilado y tengo
que atravesar los días
como si fueran un largo túnel.
Ir por las calles
y toparme con hombros, pechos,
hasta rodillas contra rodillas,
sin buscar rumbo,
sin intentar un gesto,
una sonrisa,
como si la clave
estuviera guardada en el silencio.
No tengo todavía una esquina,
ni poste donde reclinarme
para dejar que pasen
ojos que no me miran,
bocas que no buscan mis besos
y brazos que no logran acogerme.
Aún no tengo esa esquina
donde de repente
tu mano en mi hombro me despierte
y tus ojos
me abran el paso hacia los sueňos.
II
La ausencia
se disfraza en el tiempo
que se nos escapa,
que no te alcanza
para atender todas las caricias de la vida
y que a veces
te aleja de todas las esquinas
de mi locura.
Voy a tientas,
palpando las sombras,
porque se me antoja
que todos los colores
se congregan en mis manos
para que puras entren en tu cuerpo
por tu cintura
y solo entonces tus manos
me llevarán
hasta el rincón
donde la soledad no nos aguarda.
Nuestro encuentro tendrá la forma
de dos lunas que se buscan,
una alta,
la otra temblando entre las olas.
III
Sí, a tientas,
como si quisiera encontrar el punto
por donde fluye
a torrentes
el infinito dolor de tu ausencia.
Aunque sepa exactamente
que la hojarasca que remeda
fronteras del tiempo,
me ha dejado a octubre
como una línea en mi vida,
en que tu paso por mi existencia
me obligó a anhelar torrentes
de luz
que brotan de tu ojos.
Soy un jardín sediento
que espera ser regado
por la miel que brota de tus labios,
quiero beber tu voz
y camino por las calles, a tientas,
siempre hacia nuestro encuentro.
29 de Mayo de 2008
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