Para vos.
Los gallos espantaron con sus roncos cantos a las sombras,
juguetonas, saltarinas se fueron con la noche mostrándole al día sus rojas lenguas.
El día, a gatas, comenzó furioso a engalanar sus luminosos dientes
y poco a poco llenó de azules reflejos su capa adormecida.
En medio de este pleito me descubro esperándote
en el vano de mi soledad y en vano quiero
hablarte sin imágenes de este infierno.
Me hubiera gustado poder hacerlo.
Pero basta que aparezcas para que cese mi oscura demencia.
Sólo entonces florece mi más clara locura.
Tu luz devasta el viejo corazón que aún anhela batir velas en el viento de un último viaje.
Nunca fui el joven y bello bailarín que hubiera medido
cada paso sin tropezar,
ni lucir en cada cita el miedo de entrar en tu pasado.
Tus ojos negros meten fuego en mis entrañas
y mis segundos presurosos vuelven paraíso este infierno.
Son instantes de loco engaño.
Sé muy bien que te he bañado de palabras,
mis caricias,
mis besos,
mis te quiero
también son rojos como las sombras que espantan al día.
Te busco simplemente. Te busco siempre.
Encuentro mi locura rejuvenecida, preñada de ilusiones, olvidadiza del tiempo,
de los implacables relojes y de los inclementes espejos.
Te quiero como te busco, simplemente y para siempre.
8 de marzo de 2008
sábado, 8 de marzo de 2008
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