No sé si ya he contado esto alguna vez en alguno de mis blogues. Resulta que Roberto Armijo perdió un ejemplar de la Biblia en la traducción de Valera. Es lo que recuerdo. Recuerdo también que me acusó de habérsela güeviado. La pérdida ocurrió en la oficina de la representación del FMLN, en París. En esa época todos los salvadoreños entrábamos y salíamos a nuestro antojo y no solamente los salvadoreños. Roberto nunca me lo dijo en la cara, lo decía a mis espaldas. El se había tragado el cuento de que los santanecos somos malos y peor si somos del Barrio La Cruz (algo así dice Dalton que existe en Santa Ana, no sé a qué barrio se refiere). En todo caso, no le gustaba quedarse solo conmigo en el local.
Una vez tuvo una crisis muy fuerte de asma y lo internaron en el Hospital Universitario. A pesar de nuestras divergencias, las teníamos en muchos campos, fui a verlo, pues siempre le guarde cierto aprecio. El se sentía muy mal. Me confesó entonces que se sentía muy cerca de la muerte. Entre esto y otro, Roberto puso su mano ya muy débil sobre la mía y me dijo: "Carlos, decime francamente, ¿fuiste vos quien me güevió la Biblia de Valera? Mi respuesta lo dejó perplejo. Evidentemente le dije que no, no le había robado su biblia. "¿Entonces quién, hermano, quién? Si de todos los vagos que venían al local, el único que podía apreciar el valor de esa traducción sos vos, el único al que podía interesarle el libro, sos vos". Claro que sus palabras me sonaron muy elogiosas, pero le insistí y le dije que podía irse tranquilo al otro mundo, que no había sido yo el autor del hurto. "¡Puta, vos, ya me estás echando!" Y se pegó una carcajada que terminó en un rosario de tosesitas asmáticas. A causa de eso, vino una enfermera a regañarme, me prohibió que le contara chistes procaces al enfermo.
Bueno, ahí hicimos paces y repaces y aclaramos algunos malosentendidos y algunos bienentendidos. Esta escena me vino hoy al recuerdo. Por una razón muy sencilla. No tengo en casa un ejemplar de la Biblia en castellano, el único que tengo es en francés. Hoy buscaba un texto del Cantar de los Cantares. No lo encontré, siempre me ha pasado. Siempre que busco eso me ocurre que faltan algunas páginas en el ejemplar en mi posesión. Me ocurrió lo mismo hoy, mi ejemplar se interrumpe en la página 930 y se renueva en la página 993. En esa páginas ausentes están los Cantares. Solo queda el final de la obra del rey Salomón.
Ahora, hoy, frente a la pantalla de mi computadora he vuelto a buscar el Cantar de los Cantares: vean lo que me arroja el sitio donde figura la Biblia: "The system cannot find the file specified". Ustedes saben que no entiendo el inglés, bueno, ahora lo saben. Entiendo que no puede el sistema encaminarme hacia el fichero especificado... ¡Hay conjuro! Pero soy testarudo y he encontrado otro sitio que me permitió llegar a ese libro.
Lo que buscaba hoy eran estos versos, para enviárselos a mi amada:
« Aparta de mí tus ojos,
porque ellos me doblegan ».
No sé si esta sea la mejor traducción. En todo caso no recuerdo la traducción (tal vez no fue la traducción, sino que el texto en hebreo) que me impresionó por su belleza. Es posible que si se omite el pronombre "ellos" ya se mejore el texto.
Aunque ahora que me senté ante la computadora fue para verificar en castellano otro verso que leí en mis incompletas Santas Escrituras. En la versión francesa dice así:
"Fort comme la Mort est Amour;...".
Hay algo que me molesta en esta traducción. En realidad se trata de cuestiones culturales, las mayúsculas me parecen innecesarias, pero es lo de menos, aunque tal vez no. Esto personifica tanto a la muerte como al amor, pero hay un detalle gramatical que pesa más aún, es la ausencia de artículo ante Amour. El concepto me parece que puesto así se latiniza o se heleniza (como prefieran), de alguna manera se le inserta en una tradición de Amor (Cupido) que a claras vistas no puede tener el texto hebreo que tiene otra tradición y otros parámetros.
La traducción castellana que me he conseguido en la red mundial de computadoras, reza así:
"fuerte como la muerte es el amor; … »
Como ven no hay mayúsculas y aparece el artículo determinado que le da un sentido mucho más terrenal, mucho más carnal, que el símbolo griego o latino. Esto que estoy escribiendo me ha traído al recuerdo un pasaje del libro del filólogo alemán Erich Auerbach, "Mímesis". En ese pasaje trata de la crítica que se hizo de las Santas Escrituras sobre la representación de la sublimitas y de la humilitas, "desde la época de los Padres de la Iglesia (es el caso especialmente de San Agustín...) sobre la fusión de las dos nociones, en la que veían un rasgo característico de las Sagradas Escrituras". Afirma Auerbach que los padres de la Iglesia partían del hecho que la palabra divina se ocultaba a la sagacidad de los sabios y de los astutos y se revelaba a los pequeños y del hecho de que Cristo no eligió entre los doctores a sus discípulos, sino entre pescadores y otra gente sencilla. No obstante estas consideraciones no eran totalmente estilísticas, éstas tomaron su importancia cuando el cristianismo progresó y cuando los textos sagrados y la literatura cristiana en general se encontraron expuestos a la crítica de paganos cultos. Estos descubrieron horrorizados que textos escritos, en su concepto, en un lenguaje "imposible y bárbaro, en una ignorancia absoluta de las categorías estilísticas" debían contener las más sublimes verdades. "Esta crítica tuvo un éxito considerable— nos dice Auerbach— tanto más que los Padres de la Iglesia se esforzaban lo más seguido —mucho más que no lo hicieron los más antiguos textos cristianos— de conformarse a la tradición estilística de la antigüedad". Se refiere justamente a la antigüedad latina y helénica.
Pero el párrafo que me vino al recuerdo es el siguiente: "Pero estas críticas les abrieron los ojos y les hicieron ver la grandeza específica de la Santa Escritura, es decir, que ésta había creado un género completamente nuevo de sublime, que no excluía, sino que incluía lo cotidiano y lo bajo, de suerte que se veía realizarse en su estilo como en su contenido la unión estrecha de lo más bajo con lo más elevado".
Tal vez sea por influencia de esta lectura que me han molestado las mayúsculas y la ausencia del artículo en la versión francesa, por lo mismo que he anotado, hay una latinización del texto o helenización, como prefieran, pero que le introduce algo que le es totalmente ajeno. Mientras que la versión castellana que tengo en manos no cae en ese pecado estilístico.
Me gustaría ahora poder tratar de esto con Roberto Armijo y volverle a decir que esté en paz, no fui yo quien le güevió su biblia. Aunque les voy a ser sincero, he escrito esto pensando en otra persona, que me ha hecho sentir que el amor es más fuerte que la muerte y que sus ojos, sus ojos...
Dijo Pavese: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos".
ResponderEliminarSaludos
Victor
El camarada Cesare es un gran poeta.
ResponderEliminarAl ver tus gardenias pude sentir su perfume y recordar el ramito que coloqué en las manos heladas por la muerte a mi querido papá...cada vez que las veo lo recuerdo feliz, al franchute como yo le decía, fué el hombre al que más amé...
ResponderEliminarA mí también me encanta el Cantar de los Cantares, otra coincidencia.
Cuando tenga mi blog te invitaré.
Me encanta cómo escribes.
Fifí Bigotes Grise
Uh, yo dejé un comentario ayer y no se publicó. Decía que cada vez que te leo me siento más burra. Y que voy a buscar el texto... 9 años de colegio católico, 4 de universidad católica...y más bestia, imposible
ResponderEliminarConclusión: la religión me volvió muy bestia.
ResponderEliminarY eso que mi mamá siempre le prende velas a los santos de marmol o de papel, para calentarle las patitas.
ResponderEliminarQuerida M.R.:
ResponderEliminarTu comentario de ayer lo publicaste en Cosas tan pasajeras...
Despistada... tal vez, pero burra, simplemente no.
Y aunque no sea muy galante llevarte la contraria, lo haré siempre en este tema.
Un abrazo.
Fifi Bigotes Grises:
Pues con mucho gusto visitaré tu blog.
El amor filial es una variante noble de este sentimiento.
Me alegra que coincidamos en el gusto por el Cantar de los Cantares.
Voy a esperar tu invitación.
Suerte.
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ResponderEliminarFifi:
ResponderEliminarHe borrado pues tu comentario, así no corrés el riesgo de recibir "spams" en tu correo electrónico.
Desbolada, burra burra. No es la primera vez que me pasa. Al menos, esta vez los comentarios quedaron para vos y no en un blog pérdido en el infinito espacio virtual.
ResponderEliminarQuerida M.R.:
ResponderEliminarInsistís, te voy a contar entonces esta anéctota: una vez un dirigente de la Juventud Comunista de Francia, miembro del Buro Nacional, quiso mostrarles a unos delegados cubanos que sabía algo de español. Como has de saber a los franceses se les hace difícil pronunciar nuestra 'erre'. Este muchacho, que ya no lo era tanto, se esmeró una vez más y en vez de decir que era del Buró nacional, dijo: yo soy el burro nacional.
Esto fue el chiste del año de los jóvenes comunistas de Francia...
Carlos,
ResponderEliminarA medida que voy leyendo descubro que cada vez son mas las entradas que tienen pinceladas amorosas!!
¿Que pasa aquí? Y no quiero decir que no lo disfrute... lo hago y mucho. Pero es que veo que una femina se las ha igeniado para lograr que un hombre que criticaba frases salvadoreñisimas en sus entradas, ahora nos deleite con estas puñaditas de palabras que esbozan en cualquier rostro una sonrisa, de esas que solo se dibujan cuando es percibido el amor.
Cito ahora lo que mas me gustó...
Lo que buscaba hoy eran estos versos, para enviárselos a mi amada: «Aparta de mí tus ojos,
porque ellos me doblegan»
Aunque les voy a ser sincero, he escrito esto pensando en otra persona, que me ha hecho sentir que el amor es más fuerte que la muerte y que sus ojos, sus ojos...
Por cierto que la anecdota del burro estuvo buena.
Querida Gloria:
ResponderEliminarCreo que hay quien se encarga de pedirte que "apartés tus ojos, porque lo doblegan".
Pero no me digás que no habías visto antes, en filigrana, como iba dejando aparecer mi sentimiento amoroso. Esto dura más de un año, con sus altos y sus caídas.
Hasta el momento no me han dicho eso asi directamente. Extrañabas mis ojos en tus escritos, te apuesto que ya te aturdí con tanto comentario.
ResponderEliminarUn saludo fraternal!!
Y sus ojos... sus ojos.
ResponderEliminarPor que no te sentas, haces crujir el teclado, y volar los dedos y nos contas ¿Cómo son sus ojos Carlos?
Querida Gloria:
ResponderEliminarNo, no me aturden tus comentarios, me alegran.
Alguna vez me voy a animar. Pero no es muy fácil. Hace unos meses, en el "Libro de buen amor" del Arcipreste de Hita leí un verso que podría servirme de hilo para enhebrar los míos.