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lunes, 26 de septiembre de 2011

La RAE y Planeta censura a Castellano.org

Cuando vi aquel mensaje amenazante en mi correo electrónico, pensé que el remitente sería de esas personas que emplean su tiempo en enviar mensajes-basura, un cracker o depredador, de los que se enorgullecen de sus acciones vandálicas en la red. Esta conjetura se vio fortalecida por el hecho de que el IP de donde provenía el mensaje está señalado en Wikipedia como origen de actos de vandalismo en la red: http://es.wikipedia.org/ wiki/ Usuario_ discusi%C3% B3n: 213.192.254.2.


En el mensaje se me advertía, en nombre del Grupo Planeta y de la Real Academia Española, que debería retirar los avances de la vigésima tercera edición del diccionario académico, pues estaría violando, aquí en Montevideo, no sé qué leyes civiles y penales del Reino de España. No podía concebir (ahora puedo) que la Real Academia y un grupo empresarial de la envergadura de Planeta pudieran zanjar sus conflictos sobre uso de contenidos mediante mensajes anónimos en la internet. Ni que creyeran que yo podría «competir» con ellos.


Después de intercambiar varios mensajes y llamar por teléfono a la sede del Grupo Planeta en Barcelona, pude comprobar que mi conjetura era errónea: mi interlocutor acabó identificándose como Álex Calvo, del Departamento Jurídico de dicho grupo, quien dijo actuar en «en nombre de la Real Academia Española, en adelante RAE», todo ello con «un profundo respeto hacia nuestros usuarios» y con el objeto de «procurar la continuidad de su buen nombre en el sector», según reza el mensaje inicial sin firma enviado desde la dirección electrónica acalvog@planeta.es.


La docta casa me advirtió asimismo a través de este insólito apoderado, que «queda prohibida la introducción de enlaces que faciliten el acceso directo a cualquiera de los contenidos de los sitios web de la RAE, salvo en el caso de que se utilicen los procedimientos que la entidad implemente para ello, bien sea por medio de botones integrables en el navegador o de otro tipo de recursos de software».


Según Planeta/RAE, este nuestro modesto portal estaría practicando «competencia desleal» y cometiendo «un ilícito penal de acuerdo con» leyes que rigen en el reino peninsular.


Sintiéndome intimidado por entidades tan poderosas, he retirado del portal los contenidos cuestionados, pero no puedo dejar de señalar que hace nueve años empecé a distribuir nuestro boletín La palabra del día,que hoy llega a un universo de 212.000 suscriptores gratuitos. Pues bien, hace tres años, la Real Academia decidió apropiarse del nombre del boletín y tiene su propia «palabra del día». Nunca cuestioné este procedimiento, característico de la política de ninguneo de RAE, pero es sintomático que, a partir del momento en que nuestra buena amiga Silvia Senz se lo hizo notar a la Academia Española mediante un mensaje dirigido a la cuenta en Twitter @RAEinforma, le fue bloqueada su suscripción a este servicio de la RAE en esa red social.


El papel de las instituciones académicas, sobre todo de aquellas que son financiadas en todo o en parte por el dinero de los contribuyentes, es generar y transmitir conocimientos, devolviendo a la sociedad el fruto de sus investigaciones con la máxima divulgación posible. Que las empresas privadas comercialicen material cultural para obtener ganancias no está mal, forma parte de su papel en nuestra organización social, pero las instituciones académicas no deberían involucrarse en la busca de lucro.


Habíamos pensado hasta ahora que este sería el caso de la Real Academia Española, que desde Madrid pretende dictar las normas del castellano a un universo de 450 millones de hablantes diseminados en veintidós países de cuatro continentes, trabajando en colaboración con un conjunto con otras tantas academias nacionales . Pero la RAE retacea el fruto de su trabajo por razones comerciales: su diccionario no ofrece en la web todos los servicios de su versión comercial en disco, el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española no ofrece en la red los mismos servicios que su versión de pago en DVD, y no permite la divulgación de sus trabajos fuera de su página web por razones comerciales.


En el siglo XXI, la Academia ha delegado en empresas privadas del Reino de España una parte de la autoridad que hace 298 años le confirió Fernando V para unificar la lengua del imperio. En efecto, es sorprendente que una compañía poderosa como el Grupo Planeta pueda presentarse en nombre de la Real Academia, presionando para impedir la divulgación en la internet de obras en cuya elaboración han participado las veintidós academias, como es el caso del Diccionario de la lengua española y pretende imponer las leyes del reino a los países hispanohablantes.

Para oír la conversación telefónica con este empleado de la editorial española, pulse aquí.

Para ver la intimación enviada por Planeta/RAE a elcastellano.org, pulse aquí.

martes, 13 de septiembre de 2011

Entrevista con Alejo Carpentier

Sigan este enlace y llegarán a la entrevista, muy interesante, tomen su tiempo para gozarla, dura apenas una hora y pico.

http://www.youtube.com/watch?v=9paj2_uWoIM&feature=player_embedded#!

Entrevista con Alejo Carpentier

http://www.youtube.com/watch?v=9paj2_uWoIM

martes, 5 de abril de 2011

La noche de los Mayas de Silvestre Revueltas



Esta pieza la escuché hoy interpretada por una orquesta alemana, dirigida por un estoniano... En todo caso, la descubro hoy. Les pongo aquí la primera parte. Es otra versión, por supuesto.

lunes, 28 de marzo de 2011

Cerebro, la escritura y la VI Tesis

La revista francesa de divulgación científica, La Recherche, en su número de febrero de este año, publicó algunos artículos bajo la engañosa rúbrica general “Cómo aprende el cerebro”. Voy a detenerme solamente en un aspecto de la serie: el reciclaje neuronal con la aparición de la escritura y el aprendizaje de la lectura. En el artículo del periodista Jacques Abadie, se describe detalladamente los resultados de investigaciones en laboratorios franceses y portugueses. Estas investigaciones han revelado que al ver una palabra escrita se activa el conjunto de áreas cerebrales del lenguaje oral e inversamente al oír una palabra (frase) se activa la zona que codifica su forma escrita, en las personas que saben leer. Esta última observación es importante, pues concierne el segundo aspecto de los descubrimientos relatados en el artículo.


En efecto, los estudios internacionales dirigidos por Stanislas Dehaene del Collège de France, han revelado con la ayuda de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), que el aprendizaje de la lectura modifica considerablemente la organización de nuestro cerebro. En las personas alfabetizadas, las áreas de la vista y del lenguaje son más extensas y se activan más fuertemente cuando se les muestra una palabra escrita. Otro aspecto revelado por las investigaciones es el hecho sorprendente de que la zona que se encarga de la escritura, en los analfabetas se usa para la representación de los rostros. Estos trabajos son muy recientes, los últimos resultados fueron publicados en enero de 2011 y vienen a reforzar la nueva teoría: la adquisición de la lectura es posible gracias a una vasta restructuración cerebral, que termina en la especialización de una zona en el tratamiento de la escritura (el lenguaje escrito).


El punto de partida


En el artículo, Jacques Abadie nos relata la aparición de la hipótesis a finales del siglo XIX. En el año de 1887, el neurólogo francés Joseph-Jules Déjerine atendió en su gabinete a un paciente que sufría un mal muy extraño, éste ya no lograba leer, aunque continuaba reconociendo con facilidad objetos, caras y cifras. Cinco años después el paciente falleció de un accidente neurovascular. Al proceder a la autopsia, Déjerine observó lesiones antiguas en la parte posterior del hemisferio izquierdo, precisamente en el lóbulo temporal, región indispensable en el tratamiento de estímulos visuales. Déjerine supuso que estas lesiones explicaban la “ceguera verbal” del paciente y que la zona deteriorada era también indispensable para la lectura.


Como todas las hipótesis esta tampoco fue unánimamente aceptada, pero desde entonces se iniciaron diversas investigaciones. Desde aquella época se ha bautizado a esta zona especializada en la lectura: “área de la forma visual de las palabras”. Gracias a las neuroimágenes obtenidas por resonancia magnética en estos últimos veinte años se ha llegado a confirmar la hipótesis de Déjerine, muchos laboratorios han estudiado con IRMf los cerebros de pacientes que padecen de ceguera verbal. Al sobreponer las imágenes de las lesiones observadas de este tipo de pacientes, los neurólogos han logrado delimitar un área que parece necesaria a la decodificación de la escritura.


En 2006 un estudio llevado a cabo en uno de los más grandes hospitales de París, Pitié-Salpêtrière, y dirigido por Laurent Cohen, vino a confirmar aún más esta hipótesis. Un grupo de neurólogos se interesó sobre el caso de una persona que sufría de epilepsia, cuyas crisis provenían de esa área. Le aplicaron electrodos para determinar y delimitar la zona a operar y curarlo de las crisis de epilépsia. Entre las pruebas preliminares le hicieron un test de lectura, el paciente sabía leer a perfección y el área de la forma visual de las palabras se activaba normalmente. Sin embargo luego de la ablación de esta parte, el paciente no lograba reconocer simultáneamente todas las letras de una palabra. Estaba obligado a decifrarlas una a una. No obstante lograba reconocer otros objetos.



Un desconocimiento de la lingüística



Si bien es cierto que la discusión sobre la existencia de un área destinada a la lectura no está clausurada definitivamente, surge paralelamente otra cuestión: ¿esta zona está predestinada desde nuestro nacimiento para la lectura?


Al plantear esta cuestión el periodista prosigue con una reflexión sorprendente, textualmente dice: “Hasta los años 1980, se consideraba el lenguaje como un fenómeno (donnée) biológico, una competencia natural del hombre. Parecería lógico que los circuitos neuronales que sostienen el tratamiento visual de las palabras sean de alguna manera precableados, incluso si la lectura necesita un aprendizaje”. Esta aserción no solo me sorprende, sino que también me consterna. El carácter social del lenguaje no tiene discusión desde antes de Ferdinand de Saussure, pero basta con las pruebas racionales que avanza el suizo para dar como establecido lo absurdo que significa pensar que el lenguaje pudiera ser un fenómeno biológico. Creo que esta afirmación consternante es el fruto de un conocimiento sobre el lenguaje de oídas y una lectura transversal de los trabajos de Chomsky. Por otro lado respecto al lenguaje no sólo hay aprendizaje, sino que también apropiación. He tratado de esto en mi artículo: “Lenguaje: producto y condición de la sociedad”.


Pero lo que sorprende aún más es la forma de la cuestión planteada por el periodista, puesto que el desarrollo de su artículo y la descripción que hace de las investigaciones no da lugar a tal planteamiento. Inmediatamente corrije y dice que gracias a los adelantos en las imágenes por resonancia magnéticas esta visión ha cambiado a finales de los años noventa. A partir de esta fecha es posible comparar la actividad cerebral de los que saben leer con la de los analfabetas.


El artículo de La Recherche nos indica que en 1998 un equipo dirigido por Alexandre Castro-Caldas del centro de estudios Egas Moniz de Lisboa, realizó una experiencia con personas que saben leer y con personas que no saben. Estas personas debían repetir en voz alta palabras realmente existentes y luego “pseudopalabras”, es decir palabras inventadas. Al mismo tiempo sus cerebros eran analizados por medio de tomografías por la emisión de positrones. El resultado fue que los analfabetas no activaron las mismas estructuras cerebrales que los que saben leer. Esta fue una de las primeras pruebas que el aprendizaje de la lectura modificaba la estructuración general de las áreas del lenguaje.


En este momento llego a la parte del artículo que más me interesa subrayar y que me lleva a una reflexión que compartiré brevemente al final.


Una nueva teoría


Stanilas Dehaene, con su equipo de la unidad de neuroimagenes cognitivas del Inserm (Instituto Nacional de la Salud y de la investigación médica), ha supuesto que esta modificación estaba influenciada por el establecimiento de circuitos neuronales para decodar las palabras. Por consiguiente estos circuitos no están presentes desde el nacimiento, sino que se forman durante el aprendizaje. “Esta idea concuerda con el hecho de que la lectura apareció demaciado recientemente en la historia de la humanidad para haber pesado sobre nuestra evolución genética, explica José Morais, de la Universidad Libre de Bruselas. Las primeras huellas de la escritura, descubiertas en Mesopotamia, datan de unos 5 400 años. En una escala de tiempo tan corta, el cerebro humano no ha tenido el tiempo suficiente para adaptarse y desarrollar una estructura especializada para la lectura”.


Jacques Abadie en su artículo de La Recherche nos explica que Stanislas Dehaene y Laurent Cohen han propuesto en 2007 una teoría nueva sobre las bases cerebrales de la lectura, la delreciclaje neuronal. Esta nueva teoría afirma que las redes neuronales que decodifican las palabras escritas asumen otra función antes de que nosotros aprendamos a leer, es decir que se reciclan. Esta hipótesis reposa en la idea que el cerebro puede reconfigurarse en función de experiencias y de los aprendizajes que nosotros realizamos.


El artículo sigue describiendo otras experiencias, que no cambian lo expuesto hasta aquí. Por lo tanto interrumpo este extenso resumen del artículo de Jacques Abadie publicado en el número de febrero de 2011 de La Recherche.


La VI tesis de Marx sobre Feuerbach



Aunque a algunas personas les pueda parecer exagerado o simplemente un despropósito, estos hechos y los planteamientos expuesto arriba, los acercó a lo que expone Karl Marx en su VI tesis sobre Feuerbach. ¿Qué dice esta tésis?


Justamente el contenido de esta tesis ha dado lugar a multiples polémicas, no puedo adentrarme en ellas sin correr el riesgo de alargar desmesuradamente un artículo para un blog. Así, voy a señalar únicamente que su contenido se ha desviado al querer resumirla en una sola oración que la vuelve falsa: “la esencia del hombre son las relaciones humanas”. Voy a dar la traducción más o menos admitida por lo general al castellano:


Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es una abstracción inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.


Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de esta esencia real, se ve, por tanto, obligado:


1) A hacer caso omiso de la trayectoria histórica, enfocando de por sí el sentimiento religioso y presuponiendo un individuo humano abstracto, aislado.


2) En él, la esencia humana sólo puede concebirse como “género”, como una generalidad interna, muda, que se limita a unir naturalmente los muchos individuos”.


El acercamiento que opero entre las investigaciones arriba mencionadas y esta sexta tesis de Marx tal vez no salte a la vista de manera evidente. Voy pues a tratar de explicarme. Esta tesis es una crítica no solamente a la concepción de Feuerbach, sino que a una manera de pensar que dura hasta ahora y que consiste en eregir como objeto de pensamiento un abstracción, como por ejemplo “el hombre” y se busca determinar, enumerar todo lo que le es propio, los propios. Se toma al “hombre” en tanto que “genero” para oponerlo al “animal” y se toman por ejemplo como sus “propios” de las deficiones del pensamiento del entendimiento, tal cual los define en su Organon Aristóteles. De esta manera se señala su posición vertical, la oposición del pulgar al resto de los dedos, su capacidad cerebral, etc. En los últimos tiempos en que la génetica ocupa un lugar de vanguardia en los estudios biológicos, se trata determinar la esencialidad del “hombre” a través de las determinacion genéticas, los genes. En las llamadas ciencias humanas o sociales, también se define al “hombre” y por lo general se hace una generalización, que se refiere al homo eoconomicus, que acaba siendo una serie de caractéristicas psicológicas de los burgueses en tanto que patrones capitalistas.


En La Ideología Alemana, Karl Marx reafirma su posición de esta manera: “La «concepción» feuerbachiana del mundo sensorial se limita, de una parte, a su mera contemplación y, de otra parte, a la mera sensación: dice «el hombre» en vez de los «hombres históricos reales». En esta frase podemos darnos cuenta, si tratamos de penetrar su significación, de la profunda revolución en el pensamiento que realiza Marx. Pues la fantasía “el hombre” nos obliga a excluir la historia de la realidad, a no ver “que el mundo sensorial que le rodea no es algo directamente dado desde toda una eternidad y constantemente igual a sí mismo, sino el producto de la industria y del estado social, en sentido en que es un producto histórico, el resultado de la actividad de toda una serie de generaciones, cada una de las cuales se encarama sobre los hombros de la anterior, sigue desarrollando su industria y su intercambio y modifica su organización social con arreglo a las nuevas necesidades. Hasta los objetos de la «certeza sensorial» más simple le vienen dados solamente por el desarrollo social, la industria y el intercambio comercial. Así es sabido que el cerezo, como casi todos los árboles frutales, fue transplantado a nuestra zona hace pocos siglos por obra del comercio y, por medio de esta acción de una determinada sociedad y de una determinada época, fue entregado a la «certeza sensorial» de Feuerbach”.


Si volvemos ahora a la escritura, nos daremos cuenta que esta existe también históricamente, socialmente. Exite en nuestras sociedades para algunos hombres y es inexistente para otros y que esta existencia o inexistencia tiene repercuciones incluso en los flujos neuronales, en algunos hombres las áreas de la “visión verbal” “son más extensas y se activan más fuertemente” que en otros, que esta extensión y esta mayor activación es el producto del aprendizaje, de la apropiación de la escritura. Es decir que aquí estamos en presencia de una determinación que viene de afuera hacia adentro, viene de una relación social, pues el aprendizaje es obligatoriamente una acción que se desarrolla entre los hombres.


Nuestro cerebro es capaz de reestructurarse, posee una elasticidad, pero esta se pone en marcha “en función de experiencias y de los aprendizajes que nosotros realizamos”. El desarrollo individual depende de las relaciones humanas que la sociedad en la que vive le permita, le ofrezca.

domingo, 27 de marzo de 2011

Duerme negrito



Aqui Atahualpa Yupanqui corrige un error muy difundido, la canción no es suya, es del folclor de la frontera de Colombia y Venezuela.

sábado, 19 de febrero de 2011

Milonga de Jacinto Chiclana de J. L. Borges


La voz de Borges ya es una cosa enorme.

Borges, Rivero y Piazzola

sábado, 5 de febrero de 2011



Esta es una de las canciones que nunca me abandonaron. Sonó siempre en mi cabeza. La primera y mejor interpretación que oí, fue la de mi padre.
 
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